| 12 Jul 2023
El entorno digital (no sólo Internet, también las redes sociales, apps y juegos) ofrecen una oportunidad única para que niños, niñas y adolescentes, en función de sus intereses y grado de madurez, ejerzan su el derecho a acceder a la información y a crear y distribuir su propio contenido. Esto es clave para el desarrollo de sus plenas capacidades como seres humanos, ya sea desde un punto de vista educativo, social o emocional.
Sin embargo, como señala el Comité sobre los Derechos del Niño, el entorno digital puede incluir información sesgada, con estereotipos de género, discriminatoria, racista, violenta, pornográfica, de explotación y que usa un discurso de odio, así como narrativas falsas, información errónea y desinformación, desvirtuando el derecho de la infancia a la información desde el origen y poniendo en riesgo otros de sus derechos, como el derecho a la protección, la privacidad o la no-discriminación.
Lejos de ser una situación excepcional que afecta a pocos chicos y chicas que han tenido la mala suerte de toparse con webs que incluyen contenidos nocivos o ilícitos, esto afecta a muchos contenidos sobre temas que pueden formar parte de los intereses infantiles o adolescentes, por ejemplo:
Restringir el acceso de todos los menores de edad a Internet no es la solución, ya que supone privarles de una valiosa herramienta para su desarrollo. Sin embargo, es necesario que se adopten medidas urgentes y eficaces en distintos ámbitos:
Desde el ámbito educativo es posible contribuir a un mejor uso de las tecnologías de la información, la comunicación y la relación (TRIC) por parte de los estudiantes, como parte de una enfoque general de educación en derechos de infancia:
1. Dotando al alumnado, desde la etapa de educación infantil, de las habilidades digitales básicas que necesitan para enfrentarse al mundo on-line:
2. Trabajando con las familias, a través de actividades informativas, de formación y de orientación, para compartir dudas y estrategias educativas y para ayudar a cubrir las carencias de conocimientos que puedan darse.
Las familias y cuidadores son clave para que cada niño o niña aprenda desde la primera infancia a utilizar las tecnologías digitales de forma responsable, respetuosa, crítica y creativa:
Para que el cambio sea efectivo, debe contar con la participación de los propios niños, niñas y adolescentes, con planteamientos adaptados a las necesidades de su entorno y la posibilidad de tratar primero los temas que más le preocupan, aunque no sean los que esperábamos encontrarnos. De este modo podrán mejorar poco a poco sus hábitos de uso de la tecnología para convertirse en ciudadanos digitales empáticos y respetuosos, responsabilizándose de su reputación on-line y respetando las de otros, y aprovechando de manera positiva las oportunidades para crear, participar y compartir.